El Ecomuseo del Moianès es una interesante iniciativa turística, que trata de dar valor al patrimonio preindustrial (entre los siglos XVII y XIX) de la comarca del Moianès. Cada uno de los municipios de la comarca tiene su museo temático con más de 100 lugares visitables.
Nosotros visitamos 3 de estos emblemáticos sitios, que sin ser espectaculares, sí son un reflejo de lo que fue la comarca antes de la industrialización.
Nuestra primera parada fue la masía Esplugues, una «casa troglodita» donde se aprovechó una zona rocosa, para que hiciera de tejado y paredes de la casa. Aunque ahora mismo los únicos habitantes de la casa son los murciélagos, sorprende que estuvo habitada hasta el año 2002.
La temática de esta parte del museo se centra en el aprovechamiento por parte del hombre de los recursos naturales.
La masía de Esplugues está a mitad de camino entre Castellterçol y Castellcir, perteneciendo al término municipal de este último.
Después de visitar esta curiosa vivienda, volvimos andando a Castellterçol para visitar el lavadero de la lana de El Roquer.
Se cree que este lavadero estuvo funcionando desde el siglo XVI hasta el siglo XIX y es el único que se conserva en Cataluña. Tiene dos pisos, en la parte de abajo se lavaba la lana y la planta superior se utilizaba como secadero.
La tercera y última parada en nuestra visita al Ecomuseo del Moianès fueron los pozos de hielo de la Ginebreda.
Sorprende todo el proceso que se hacía con el hielo, desde que lo sacaban de una charca cercana en invierno, lo apilaban en estos pozos y terminaban transportando esos bloques de hielo hasta la ciudad de Barcelona para ser vendido.
De los más de 50 pozos de hielo hubo en esta comarca, uno de los pozos de hielo de la Ginebreda ha sido rehabilitado y se puede acceder a su interior. Sorprende el tamaño que tenían, da la impresión de estar entrando a la cripta de una gran catedral.
Estos 3 lugares están relativamente cerca y se pueden hacer andando.