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Los 10 pueblos más bonitos de Asturias

Asturias, esa tierra verde que mira al Cantábrico con orgullo y misterio, es mucho más que playas salvajes y montañas infinitas. Es un rincón del norte donde la belleza no se exhibe con arrogancia, sino que se deja descubrir poco a poco, como quien desvela un secreto entre nieblas y prados. Asturias no necesita alardear: basta con caminar por sus pueblos para entender que aquí lo auténtico sigue latiendo con fuerza.

Lejos del turismo masivo y del ruido de las grandes ciudades, los pueblos asturianos son refugios del alma. Pequeñas joyas que conservan el sabor de lo antiguo, el aroma de la leña y la piedra húmeda, la música de los ríos y el murmullo de las historias contadas al calor del hogar. Cada aldea es un universo en sí mismo: hórreos que desafían al tiempo, calles empedradas que suben y bajan entre casonas blasonadas, y montañas que abrazan el horizonte como un cuadro viviente.

Descubrir los pueblos más bonitos de Asturias es emprender un viaje al corazón de una tierra orgullosa de su identidad. Es dejarse seducir por la nobleza de Cudillero, el alma marinera de Lastres o el embrujo medieval de Taramundi. Es entender por qué aquí la lluvia no molesta, sino que acaricia. Porque en Asturias, la belleza no se impone: se siente, se respira y se recuerda.

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Llastres, uno de los pueblos más bonitos de Asturias

Llastres, villa marinera perteneciente al concejo de Colunga.

Asturias, esa tierra verde que mira al Cantábrico con orgullo y misterio, es mucho más que playas salvajes y montañas infinitas. Es un rincón del norte donde la belleza no se exhibe con arrogancia, sino que se deja descubrir poco a poco, como quien desvela un secreto entre nieblas y prados. Asturias no necesita alardear: basta con caminar por sus pueblos para entender que aquí lo auténtico sigue latiendo con fuerza.

Lejos del turismo masivo y del ruido de las grandes ciudades, los pueblos asturianos son refugios del alma. Pequeñas joyas que conservan el sabor de lo antiguo, el aroma de la leña y la piedra húmeda, la música de los ríos y el murmullo de las historias contadas al calor del hogar. Cada aldea es un universo en sí mismo: hórreos que desafían al tiempo, calles empedradas que suben y bajan entre casonas blasonadas, y montañas que abrazan el horizonte como un cuadro viviente.

Descubrir los pueblos más bonitos de Asturias es emprender un viaje al corazón de una tierra orgullosa de su identidad. Es dejarse seducir por la nobleza de Cudillero, el alma marinera de Lastres o el embrujo medieval de Taramundi. Es entender por qué aquí la lluvia no molesta, sino que acaricia. Porque en Asturias, la belleza no se impone: se siente, se respira y se recuerda.

Te invitamos a recorrer con nosotros esta selección de 10 pueblos asturianos que te robarán el aliento. Y recuerda, esto no es una lista definitiva. Es solo una puerta entreabierta a la Asturias más bella, para que seas tú quien termine de escribir el viaje.

Pueblos más espectaculares de Asturias

Cudillero

Cudillero, uno de los pueblos más bonitos de Asturias
Cudillero, uno de los pueblos más bonitos de Asturias
Cudillero, uno de los pueblos más bonitos de Asturias

    Cudillero, uno de los pueblos más pintorescos de Asturias, se descuelga por la ladera de una montaña hasta fundirse con el mar, formando un singular anfiteatro de casas de colores que miran al puerto. Esta disposición única, junto al ambiente pesquero que aún se respira en sus calles, lo convierte en un destino imprescindible en la costa cantábrica.

    Más allá de su belleza visual, Cudillero conserva una intensa vida cultural muy ligada a sus raíces marineras. Un ejemplo claro es el uso del pixueto, una variante lingüística local propia de los antiguos pescadores, que sigue teniendo presencia durante las celebraciones populares. Esta lengua y las costumbres del pueblo forman parte de su identidad más profunda.

    Uno de los momentos más especiales para visitar Cudillero es durante la fiesta de San Pedro, patrón del concejo, que se celebra cada año a finales de junio. Declarada Fiesta de Interés Turístico del Principado de Asturias, destaca por su emotiva “Liturxia”, una ceremonia poética leída desde el balcón del Ayuntamiento en pixueto, que mezcla sátira, tradición y devoción. Es una de las expresiones culturales más singulares del occidente asturiano.

    Durante el verano, la villa acoge múltiples actos festivos y actividades culturales que animan sus terrazas frente al puerto, donde probar un buen pescado o marisco es parte de la experiencia.

    Cudillero es historia, mar y color. Un lugar donde el tiempo parece seguir el ritmo de las mareas y donde la cultura popular aún se vive con orgullo y autenticidad.


    Luarca

    En el occidente de Asturias, abrazada por el mar y atravesada por el río Negro, Luarca despliega su encanto entre casonas indianas, calles empedradas y olor a salitre. Conocida como la villa blanca de la costa verde, es una mezcla perfecta de historia, elegancia y tradición marinera.

    Su trazado se divide entre la zona antigua, con barrios pesqueros de origen medieval como La Carril, La Pescadería o El Cambaral, y la Luarca burguesa, nacida en el siglo XIX, donde se concentran el comercio, los cafés y edificios modernistas que aportan un aire distinguido al conjunto urbano.

    Luarca sorprende también por su riqueza cultural. Aquí nació el premio Nobel Severo Ochoa, a quien se dedica un museo y una ruta sentimental por los rincones que marcaron su infancia. No muy lejos, el cementerio de Luarca, considerado uno de los más bellos del mundo, se asoma al Cantábrico desde lo alto de un acantilado, junto a la ermita de la Virgen Blanca y el faro.

    Otros imprescindibles son el puente del beso, cargado de leyenda, el Jardín de la Fonte Baxa, segundo jardín botánico privado más grande de España, y la playa de El Portizuelo, un auténtico castillo de roca en el mar.

    El puerto de Luarca, activo y colorido, mantiene viva la esencia pesquera de la villa, mientras que el Museo del Calamar Gigante invita a descubrir las profundidades del Cantábrico.

    Luarca es mar, memoria y belleza. Un rincón asturiano que enamora a golpe de vistas, historia y autenticidad.


    Castropol

    En el extremo occidental de Asturias, Castropol se asoma con elegancia a la Ría del Eo, en un balcón natural donde el mar y la tierra se abrazan. Declarado Bien de Interés Cultural, este conjunto histórico seduce con sus calles empedradas, su arquitectura señorial y su paisaje ribereño. En mayo, la luz de la primavera realza la belleza serena de esta villa que parece suspendida en el tiempo.

    Pasear por su casco antiguo o por el muelle es una invitación al sosiego. Desde sus miradores se puede contemplar la ría en todo su esplendor, hogar de numerosas aves acuáticas. Muy cerca, Figueras, otro núcleo del municipio, conserva el trazado tradicional de una villa marinera y celebra cada agosto una procesión marítima en honor a su patrona.

    Para los amantes de la naturaleza, Castropol ofrece enclaves únicos como la Cascada del Cioyo, un rincón escondido entre senderos y raíces, o la Ensenada de A Lieira, ideal para el avistamiento de aves. En cuanto a playas, destacan Penarronda, con forma de concha y declarada Monumento Natural, Salías, con su característico islote El Turuyón, y Arnao, una cala protegida y tranquila junto al puerto de Figueras.

    Además, Castropol cuenta con uno de los clubes de remo más prestigiosos de España, cuyo legado deportivo forma parte del alma del lugar.

    Castropol es mar, historia, leyenda y paisaje. Un lugar donde la Asturias más serena y atlántica se revela en cada rincón.


    Lastres

    Llastres, uno de los pueblos más bonitos de Asturias
    Llastres, uno de los pueblos más bonitos de Asturias
    Llastres, uno de los pueblos más bonitos de Asturias

      En la costa oriental de Asturias, encaramado sobre una ladera que cae hasta el Cantábrico, Lastres se presenta como un precioso laberinto de calles empedradas, casas con galerías de madera y balcones floridos. Este pueblo marinero, declarado Conjunto Histórico, ofrece un patrimonio arquitectónico excepcional que lo ha convertido en uno de los más bonitos de España.

      Pasear por Lastres es una experiencia en sí misma. Su trazado irregular y pendiente, con callejuelas estrechas y escaleras que serpentean entre viviendas tradicionales, conserva el alma de los antiguos puertos pesqueros del norte. Aquí, la arquitectura popular asturiana convive con casas palaciegas, capillas y edificios religiosos de gran valor.

      Entre sus joyas patrimoniales destacan la iglesia parroquial de Santa María de Sábada, construida en el siglo XVIII en estilo neoclásico, y la ermita de San Roque, ubicada en un alto con unas vistas inmejorables al mar. Este último mirador se ha convertido en uno de los más fotografiados del litoral asturiano.

      También merecen una visita el Hospital de la Misericordia, el antiguo ayuntamiento o la Casa de los Vallados, muestra de la arquitectura nobiliaria del siglo XVIII. Todo ello en un entorno donde el mar es protagonista y cada rincón parece una postal.

      Además, la proyección mediática de Lastres se vio reforzada por ser escenario principal de la serie de televisión Doctor Mateo, lo que le dio aún más notoriedad turística.

      Lastres es historia, mar y armonía. Un pueblo que ha sabido conservar su esencia y que en cada piedra, fachada y mirador, ofrece una invitación abierta a detenerse y contemplar.


      Taramundi

      En el extremo occidental de Asturias, donde los valles verdes abrazan montañas silenciosas, Taramundi ofrece una escapada que huele a hierro, madera y tradición. Este pequeño pueblo es un referente del turismo rural y etnográfico, donde el arte de la cuchillería y la ingeniería hidráulica tradicional siguen muy vivos.

      Pasear por Taramundi es sumergirse en un mundo donde el sonido del martillo sobre el yunque aún resuena en sus fraguas centenarias. Sus cuchillos artesanales, conocidos en toda España, son el alma de un oficio que se transmite de generación en generación.

      Entre sus principales atractivos destaca el Museo de los Molinos de Mazonovo, el mayor de su tipo en España. Allí, el visitante puede interactuar con decenas de ingenios tradicionales a orillas de los ríos Cabreira y Turía, en un entorno de gran belleza natural.

      Otro imprescindible es el Conjunto Etnográfico de Os Teixóis, una aldea viva que conserva mazos, molinos, rueda de afilar y hasta una pequeña central eléctrica, todo en funcionamiento gracias a la fuerza del agua. Un verdadero viaje al pasado rural asturiano.

      Completa la experiencia el Museo de la Cuchillería de Taramundi, ubicado en la aldea de Pardiñas, donde se puede ver el proceso de fabricación de cuchillos y contemplar una de las mejores colecciones de navajas de España. El taller acristalado permite observar a los artesanos trabajando en directo.

      Taramundi no solo se visita, se vive: entre ríos, herreros, bosques y el latido sereno de un saber hacer ancestral que aún resiste el paso del tiempo.


      Tapia de Casariego

      En el occidente asturiano, asomada con gracia al mar, Tapia de Casariego es una de las villas marineras más encantadoras de la costa cantábrica. A pesar de ser un municipio de creación relativamente reciente (1863), Tapia guarda una historia llena de personajes ilustres y una identidad marinera profundamente arraigada.

      Lo primero que conquista al visitante es su paisaje: el rumor constante del mar, las olas rompiendo en los acantilados y las playas de arena dorada, entre las que destacan Anguileiro (bandera azul), Mexota, Serantes, La Paloma o Penarronda. En mayo, este litoral resplandece en calma, antes de la llegada del bullicio estival.

      Pasear por Tapia es descubrir miradores con vistas infinitas, una piscina natural de agua salada única en Asturias, castros que desafían al océano y palacios y casas blasonadas que hablan de un pasado noble y marinero.

      No menos importante es su gastronomía, basada en productos del mar y recetas tradicionales que se sirven con autenticidad en tabernas y restaurantes. Un lugar perfecto para probar pescados frescos, mariscos o una buena caldereta mirando al puerto.

      Con su mezcla de naturaleza, historia, sabor y serenidad, Tapia de Casariego se ha ganado el apodo de “la sonrisa del Cantábrico”, y no es para menos: es uno de esos destinos que invitan a quedarse un poco más.


      Llanes

      Llanes, uno de los pueblos más bonitos de Asturias
      Llanes, uno de los pueblos más bonitos de Asturias
      Llanes, uno de los pueblos más bonitos de Asturias

        Llanes, villa marinera situada en el oriente asturiano, es mucho más que un destino de costa. A su belleza natural se suma una vida cultural activa y una identidad muy marcada, donde conviven la tradición, el arte contemporáneo y una rica herencia arquitectónica.

        Uno de los símbolos culturales de Llanes es la serie de esculturas llamada “Los Cubos de la Memoria”, del artista vasco Agustín Ibarrola. Esta intervención artística, ubicada en el espigón del puerto, convierte bloques de hormigón en lienzos coloridos, creando un diálogo entre el mar, la historia del pueblo y el arte contemporáneo.

        La villa también conserva una fuerte identidad festiva, con celebraciones tradicionales muy arraigadas, entre las que destacan las de San Roque, La Magdalena y La Guía, protagonizadas por las tres grandes cofradías femeninas del concejo. Estas fiestas llenan las calles de Llanes de color, música, danzas y procesiones, siendo uno de los elementos culturales más representativos del municipio.

        Otro rasgo destacable es su relación con el mundo del cine. Llanes ha sido escenario de numerosas películas y series españolas, y cuenta con la Ruta de Cine, que recorre lugares donde se rodaron escenas memorables.

        Además, Llanes ha sido desde hace décadas un importante centro de veraneo, lo que ha favorecido la conservación de su casco histórico, declarado conjunto histórico-artístico, y el impulso de actividades culturales y artísticas durante todo el año.

        Llanes es mar, montaña y cultura. Un pueblo donde cada paseo es una mezcla de belleza natural, patrimonio y vida artística que lo convierte en uno de los destinos más completos del norte de España.


        Ribadesella

        Situada en la desembocadura del río Sella y abierta al mar Cantábrico, Ribadesella es uno de los pueblos más bellos y completos de Asturias. Aúna paisajes espectaculares, historia milenaria y una intensa vida cultural marcada por el mar y la montaña.

        Uno de sus grandes tesoros es la cueva de Tito Bustillo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus pinturas rupestres, de más de 14.000 años de antigüedad, convierten a Ribadesella en uno de los principales destinos del arte paleolítico en Europa. Muy cerca, el Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo ofrece una mirada didáctica y fascinante a este legado prehistórico.

        Pero Ribadesella no es solo pasado remoto: su casco histórico conserva casas blasonadas, calles empedradas y casonas indianas, fruto del esplendor de otros tiempos. La ermita de la Virgen de la Guía, en lo alto del monte Corberu, regala una de las vistas más bellas de la villa, el río y el mar.

        Culturalmente, Ribadesella destaca por su vinculación al mar y a las tradiciones asturianas. Cada verano acoge la llegada del famoso Descenso Internacional del Sella, una fiesta declarada de Interés Turístico Internacional. También celebra festividades como la de Santa Marina y la Virgen de la Guía, donde se mezclan ritos religiosos, música, color y sabor marinero.

        Con su playa urbana, su paseo marítimo repleto de historia y su oferta gastronómica basada en el marisco y los pescados del Cantábrico, Ribadesella es un destino que combina naturaleza, arte y cultura con una armonía difícil de igualar.


        Tazones

        Tazones, uno de los pueblos más bonitos de Asturias
        Tazones, uno de los pueblos más bonitos de Asturias
        Tazones, uno de los pueblos más bonitos de Asturias

          Pequeño en tamaño pero grande en encanto, Tazones es uno de los pueblos marineros más pintorescos de Asturias. Situado en el concejo de Villaviciosa, este enclave pesquero conserva todo el sabor de las antiguas villas costeras, con casas de colores, callejuelas empedradas y un puerto que sigue siendo el alma del lugar.

          Su mayor singularidad histórica es que fue el primer puerto asturiano pisado por Carlos V en 1517, al llegar por mar para iniciar su reinado en España. Este acontecimiento marcó profundamente la identidad del pueblo y aún hoy se conmemora cada agosto con una recreación histórica conocida como El Desembarco de Carlos V, que llena Tazones de trajes de época, música y ambiente festivo.

          Más allá de su valor histórico, Tazones es un lugar que invita a recorrerlo despacio, disfrutando del trazado tradicional de sus barrios, como San Miguel y San Roque, declarados Conjunto Histórico-Artístico. La arquitectura popular, con balcones de madera y fachadas floridas, está cuidadosamente conservada.

          La actividad pesquera sigue viva, y se refleja también en la oferta gastronómica: pescados frescos, mariscos del Cantábrico y sidra natural se disfrutan en las terrazas frente al mar.

          Además, Tazones se encuentra muy cerca de la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa, lo que lo convierte en un punto de partida ideal para quienes buscan combinar mar, tradición y naturaleza.

          Tazones es historia, autenticidad y sabor asturiano. Un destino pequeño en extensión, pero enorme en personalidad.


          Bulnes

          Enclavado en el macizo central de los Picos de Europa, Bulnes es uno de los pueblos más singulares y aislados de Asturias. Sin carreteras de acceso directo, solo se puede llegar hasta él a pie —tras una exigente pero bellísima ruta de montaña— o a través de un funicular subterráneo, una obra de ingeniería que desde 2001 permite acceder al pueblo desde Poncebos sin alterar su entorno natural.

          Esta aldea remota, perteneciente al concejo de Cabrales, es un destino ideal para los amantes del paisaje montañés, la tranquilidad y la autenticidad. Rodeado de cumbres escarpadas, Bulnes ha sabido conservar su arquitectura tradicional, con casas de piedra y tejados de pizarra, y una forma de vida marcada por el aislamiento y la autosuficiencia.

          Desde el propio pueblo, uno de los mayores atractivos es la ruta hasta el Mirador del Naranjo de Bulnes (Picu Urriellu), una de las montañas más emblemáticas de España. Aunque solo accesible a pie, el esfuerzo se ve recompensado con vistas inolvidables y una conexión total con la naturaleza.

          Bulnes no tiene grandes monumentos ni plazas bulliciosas, pero su valor reside precisamente en eso: en su silencio, en su entorno puro, en su forma de resistir al paso del tiempo. En él aún se respira la esencia de la Asturias más salvaje.

          Visitar Bulnes es hacer un viaje al pasado, a una montaña que se habita con respeto, y a un rincón donde el mundo moderno parece quedarse muy, muy lejos.


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