Los 12 pueblos más bonitos de Burgos

En la comarca del Arlanza, Lerma se presenta como una joya histórica que combina patrimonio, tradición y buena gastronomía. Fundada en tiempos prerromanos, esta villa de aire señorial fue transformada en el siglo XVII bajo la dirección del poderoso Duque de Lerma, mano derecha de Felipe III. Entre 1601 y 1617, Lerma se convirtió en una auténtica corte de recreo, con un conjunto monumental herreriano diseñado por arquitectos de renombre como Francisco de Mora y Juan Gómez de Mora.

El Palacio Ducal, con sus cuatro imponentes torres, es el emblema del pueblo y actualmente alberga el único Parador Nacional de Turismo en la provincia de Burgos. Frente a él, la Plaza Ducal, con casi 7.000 metros cuadrados, rememora las fastuosas fiestas cortesanas del Siglo de Oro. La Colegiata de San Pedro, con su retablo barroco-churrigueresco y la estatua orante de Cristóbal de Rojas y Sandoval, invita a perderse en su belleza monumental.

Los conventos y monasterios, como el de la Ascensión, el de San Blas o el de la Madre de Dios, junto a sus pasadizos elevados y su vida cultural, dan a Lerma un encanto único. La villa también destaca por su rica gastronomía, con el lechazo asado como plato estrella y vinos de la Denominación de Origen Arlanza que deleitan a los visitantes.

Peñaranda de Duero es, sin duda, una de las joyas medievales mejor conservadas de Castilla y León. Esta villa burgalesa, situada en la comarca de la Ribera del Duero, nos invita a viajar a través del tiempo gracias a su conjunto histórico-artístico, declarado en 1974, y a su reconocimiento en 2018 como «Pueblo más bello de Castilla y León».

Al recorrer sus calles, uno se sumerge en un ambiente de siglos pasados. Destacan su imponente castillo, que corona el paisaje y evoca historias de batallas y leyendas, y su Plaza Mayor, rodeada de edificios señoriales como el Palacio de Avellaneda, la Ex-Colegiata de Santa Ana y el Rollo Jurisdiccional, este último único Bien de Interés Cultural catalogado como monumento histórico en la provincia.

El Palacio de Avellaneda, con su fachada plateresca y artesonados únicos en Castilla, está llamado a convertirse en un hotel termal de la prestigiosa cadena Castilla Termal. La Ex-Colegiata de Santa Ana combina estilos gótico, barroco y neoclásico, albergando en su interior una excelente colección de relicarios. También merece la pena visitar la antigua botica del siglo XVIII, que ha permanecido en manos de la misma familia a lo largo de ocho generaciones.

Peñaranda de Duero esconde otros tesoros, como su muralla con puertas originales, casas con bodegas subterráneas y talleres artesanales como «A Cántaros», donde la tradición cerámica sigue viva.

Frías, en el norte de la provincia de Burgos, es una joya medieval que ostenta con orgullo el título de ciudad más pequeña de España. Su silueta, coronada por el imponente castillo de los Duques de Frías, se alza sobre el cerro de La Muela, dominando el valle del Ebro y ofreciendo una panorámica que transporta al visitante a épocas pasadas.

El castillo, con orígenes en el siglo IX, destaca por su torre del homenaje, separada del resto de la fortaleza y erigida sobre una roca independiente, lo que le confiere un carácter defensivo singular. Desde sus almenas, las vistas del entorno son simplemente espectaculares.

El casco histórico de Frías, declarado Conjunto Histórico-Artístico, conserva una trama urbana medieval con calles empedradas y casas colgadas que desafían la gravedad, construidas con entramados de madera y muros de toba.

El puente medieval sobre el río Ebro, de 143 metros de longitud y nueve arcos, es otra de las joyas arquitectónicas de Frías. Su torre central, añadida en el siglo XIV, servía para el cobro del pontazgo y como elemento defensivo.

Las festividades locales, como la Fiesta del Capitán el 24 de junio, rememoran la rebelión del pueblo contra el poder feudal y la liberación de las tropas napoleónicas, con desfiles y danzas tradicionales que llenan de vida las calles.

Santo Domingo de Silos es un destino lleno de historia, cultura y espiritualidad. Conocido por su impresionante monasterio, famoso en todo el mundo por sus cantos gregorianos y su magnífico claustro románico, Silos atrae a viajeros que buscan un rincón donde desconectar y sumergirse en el arte y la serenidad.

El Monasterio de Santo Domingo de Silos es, sin duda, el corazón del pueblo. Su claustro románico, una obra maestra del arte medieval, y los cantos de los monjes ofrecen una experiencia espiritual y estética única. La botica del monasterio, una de las farmacias monásticas más antiguas de España, permite a los visitantes descubrir antiguos frascos y herramientas medicinales.

En el centro del pueblo se encuentra la iglesia de San Pedro, un pequeño templo románico cargado de encanto y autenticidad. Para los amantes de la naturaleza, el cercano desfiladero de La Yecla es un espectáculo natural, con estrechos cañones y pasarelas colgantes sobre cascadas, ideales para una caminata memorable. El Museo Sonidos del Mundo, por su parte, muestra la importancia de la música y el canto en la vida del monasterio.

Covarrubias, conocida como la «Cuna de Castilla», es una villa medieval situada en la comarca del Arlanza. Su bien conservado casco histórico fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1965, y desde 2017 forma parte de la asociación de los Pueblos Más Bonitos de España.

El Torreón de Fernán González, también llamado torre de Doña Urraca, es una construcción mozárabe del siglo X. Según la leyenda, en esta torre estuvo encerrada Doña Urraca, hija del conde Fernán González.

La Colegiata de San Cosme y San Damián, de estilo gótico, alberga sepulcros de figuras históricas como el conde Fernán González y su esposa Sancha de Pamplona. Destaca también el sepulcro de la infanta Cristina de Noruega, esposa del infante Felipe de Castilla. 

El Archivo del Adelantamiento de Castilla, edificio renacentista del siglo XVI, actualmente alberga el Museo del Libro. Este edificio fue declarado monumento histórico-artístico en 1961.

El Puente de San Pablo, de origen medieval, cruza el río Arlanza y conecta el casco antiguo con la ruta hacia Santo Domingo de Silos. Este puente ha sido modificado a lo largo de los siglos y presenta una mezcla de estilos arquitectónicos, predominando el barroco.

Orbaneja del Castillo es un destino que cautiva por su singular belleza natural y su encanto histórico. Este pintoresco pueblo, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1993, ofrece una experiencia única donde la naturaleza y la arquitectura se entrelazan armoniosamente.

El principal atractivo de Orbaneja del Castillo es su impresionante cascada, que nace de la Cueva del Agua y atraviesa el centro  del pueblo antes de precipitarse en una caída de aproximadamente 25 metros hacia el río Ebro. Este fenómeno natural ha esculpido terrazas de toba calcárea, formando pozas de un característico color azul turquesa que, junto con la vegetación circundante, crean un paisaje de ensueño.

Las calles y las casas de piedra con balcones floridos reflejan la arquitectura tradicional de la zona. La historia del pueblo se remonta a la Edad Media, y su nombre sugiere la existencia de una fortaleza en tiempos pasados. Además, en sus alrededores se encuentran chozas de piedra seca, utilizadas antiguamente para labores agrícolas. 

Orbaneja del Castillo se sitúa en el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, un área protegida que destaca por sus cañones escarpados y su rica biodiversidad. Este entorno ofrece numerosas rutas de senderismo y oportunidades para la observación de aves rapaces y otras especies autóctonas.

En Las Merindades, al norte de la provincia de Burgos, se encuentra Puentedey, un pintoresco pueblo que parece surgido de un cuento. Su nombre, que significa «Puente de Dios», hace referencia al espectacular arco natural de roca caliza por el que discurre el río Nela, una formación geológica esculpida durante miles de años y que constituye el emblema del pueblo. Este puente natural es uno de los principales atractivos turísticos de la zona y un verdadero prodigio de la naturaleza.

El casco urbano de Puentedey se asienta sobre este arco rocoso, creando una estampa única e irrepetible. Sus calles empedradas, sus casas tradicionales de piedra y su cuidada arquitectura popular invitan a perderse y descubrir rincones llenos de encanto. Entre los edificios destacados se encuentra la Iglesia de San Pelayo, de origen románico, que preside la villa desde lo alto, y la casa-torre de los Brizuela, símbolo del poderío de esta familia noble en el pasado.

La localidad también es famosa por sus tradiciones y celebraciones. Entre ellas destaca la fiesta en honor a San Pelayo, patrón del pueblo, que se celebra con procesiones, verbenas y actividades culturales que reflejan la identidad de la comunidad. Además, su entorno natural privilegiado, rodeado de montañas, bosques y rutas de senderismo, convierte a Puentedey en un destino perfecto para los amantes del turismo rural y de naturaleza.

Santa Gadea del Cid es uno de esos lugares donde el tiempo parece haberse detenido. Rodeada por un recinto amurallado y vigilada por los restos de una antigua fortaleza, esta villa conserva toda la esencia de su pasado medieval. Declarada Conjunto Histórico-Artístico Nacional en 1973, su trazado urbano, los edificios históricos y el imponente castillo transportan al visitante a tiempos remotos.

Uno de los principales atractivos es el Castillo de Santa Gadea del Cid, cuyos orígenes se remontan al siglo XI, aunque su actual configuración corresponde al siglo XV, cuando fue reconstruido bajo la dirección de Don Pedro López de Manrique. También destaca la Iglesia de San Pedro, una joya gótica que en su día formó parte del sistema defensivo del pueblo y que alberga en su interior un espléndido retablo renacentista del siglo XVI y una custodia igualmente destacable.

El recorrido por Santa Gadea invita a descubrir las antiguas puertas del recinto amurallado, como la “De encima de la Villa”, que aún conserva la antigua cárcel, o la “Puerta de las Eras”. La Ermita románica de las Eras, situada en las afueras, y el impresionante Monasterio del Espino, fundado en el siglo XV, completan este viaje por el patrimonio histórico y religioso.

No podemos olvidar la peculiar recreación histórica de la Jura de Santa Gadea, inspirada en el legendario pasaje del “Cantar del Mio Cid”, que añade un toque especial a esta localidad repleta de historia y tradiciones. Santa Gadea del Cid es un destino imprescindible para los amantes de la arquitectura, la historia y la cultura castellanas.

Al norte de la provincia de Burgos, rodeado por los paisajes verdes de las Merindades, se encuentra Espinosa de los Monteros, un destino que combina historia, patrimonio y naturaleza. Esta villa, conocida por ser la cuna de los Monteros del Rey, destaca por su arquitectura señorial y su entorno privilegiado.

Pasear por sus calles es descubrir tesoros como la imponente Torre de los Velasco, testigo del pasado medieval de la villa. También se pueden admirar palacios y casonas como el Palacio de Chiloeches o la Casona de los Marqueses de Cuevas, que muestran la riqueza de su historia. La Iglesia de Santa Cecilia, de estilo gótico, invita a detenerse y contemplar sus detalles arquitectónicos.

Su cercanía a espacios naturales como el Parque Natural de los Collados del Asón la convierte en un destino ideal para los amantes del senderismo y la naturaleza.

Situada en comarca de La Bureba, Oña es una villa burgalesa que cautiva con su riqueza histórica y cultural. Su casco urbano, declarado Conjunto Histórico-Artístico, es un auténtico viaje al pasado. Pasear por sus calles es contemplar casas blasonadas, escudos nobiliarios y la huella de siglos de historia.

El principal emblema de Oña es el imponente Monasterio de San Salvador, fundado en el siglo XI y ampliado en épocas posteriores. Este conjunto monástico, declarado Bien de Interés Cultural, destaca por su iglesia de estilo románico y gótico, su espectacular retablo barroco y el Panteón Real que acoge los sepulcros de varios reyes y nobles castellanos. La monumentalidad del monasterio convierte a Oña en un referente del arte y la historia en la provincia de Burgos.

Además, Oña celebra con entusiasmo sus tradiciones. Durante el mes de agosto tiene lugar la famosa Ocupación de Oña, una recreación histórica que rememora los hechos fundacionales del monasterio y que convierte al pueblo en un escenario teatral lleno de vida. Las fiestas patronales en honor a San Juan Bautista y San Iñigo también son fechas clave, con eventos culturales, música y actividades populares.

El entorno natural que rodea la villa, con el Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil a sus puertas, la convierte en un destino perfecto para combinar historia y naturaleza.

Situada en la comarca de la Bureba, Poza de la Sal es un pintoresco pueblo que destaca por su historia vinculada a la sal y por su riqueza cultural. Declarada Conjunto Histórico-Artístico, enamora a los visitantes con su casco urbano de calles empedradas y casas de piedra.

Además de ser la cuna del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, Poza de la Sal mantiene viva una tradición salinera que se remonta a siglos atrás. Las salinas de origen romano, que rodean la localidad, pueden ser visitadas para conocer la importancia histórica de este mineral en su desarrollo.

Entre su patrimonio destaca el Castillo de Poza, una fortaleza que corona el cerro del pueblo. Sus orígenes se remontan al siglo XIV, aunque ya existían estructuras defensivas anteriores. Su ubicación estratégica permitía vigilar los valles y controlar el paso hacia la Bureba. Aunque se conserva en estado de ruina, las vistas panorámicas desde su emplazamiento sobre el pueblo y la llanura circundante son espectaculares.

Las festividades pozanas son una muestra viva de su cultura. Destacan las Fiestas Patronales en honor a San Blas (3 de febrero), con danzas, pasacalles y la tradicional representación de La Mojiganga, una mascarada popular única. También es famosa La Feria de la Sal, que rememora el papel histórico de la producción salinera con actividades y recreaciones.

Caleruega es un destino que combina historia, espiritualidad y tradición. Reconocido como la cuna de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores, este pintoresco pueblo ofrece un rico patrimonio monumental y cultural.

El mayor atractivo turístico de Caleruega es el Conjunto Monumental de Santo Domingo, que incluye el Real Monasterio de Santo Domingo de Guzmán. Este monasterio, con elementos románicos, góticos y barrocos, alberga el sepulcro de la infanta Leonor, hija de Alfonso X el Sabio. El convento dominico, construido en el siglo XX, funciona como Casa de Espiritualidad y museo dedicado al santo.

La Iglesia de San Sebastián, de origen románico, conserva una torre campanario y una cripta dedicada a la madre de Santo Domingo. La Iglesia de Santo Domingo, de estilo renacentista, se erige en el lugar exacto de nacimiento del santo.

La Peña de San Jorge, con su cruz iluminada, ofrece vistas panorámicas y alberga bodegas tradicionales excavadas en la roca. El Camino de las Loberas recuerda las rutas utilizadas por pastores para protegerse de los lobos.

Caleruega celebra festividades que reflejan su legado histórico y espiritual. En agosto, se conmemora la concesión del privilegio rodado por Alfonso X, con representaciones en las que participan vecinos y monjas dominicas. Las fiestas patronales incluyen procesiones y subastas tradicionales.